En esta ocasión vamos a probar el muy buscado convertidor DAC Mola Mola Tambaqui. Para ello lo hemos escuchado con el resto de electrónica de Mola Mola – previo Makua y etapas Kaluga- y en otros sistemas, con amplificación Moon y Canor Y con altavoces B&W 803, Rossi Fiorentino, Kudos e incluso los monitores Acoustic Energy AE1 activas.
Tambaqui DAC de Mola Mola es la actualización perfecta para los propietarios de sistemas completos de gama alta que desean conservar el sonido característico de su preamplificador mientras elevan sus fuentes digitales a otro nivel.
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Mola Mola no es una empresa más del sector que sigue tendencias a la hora de decidir qué tecnología usa en sus aparatos: de igual forma que sus amplificadores aprovechan el desarrollo propio de sus etapas en Clase D, en sus DAC no usan chips industriales ni ninguna solución “estándar”. La conversión de la música digital en analógica se hace, como en dCS,, usando una solución propia con dos compactas placas, que se basa en el uso de procesadores digitales DSP Sharp y una placa DAC propia.
Las señales entrantes se convierten (por sobremuestreo) a palabras de 5 bit y una velocidad de 3,125 MHz (un poco superior al DSD que son 2,8 MHz con 1 bit). La señal PWM resultante pasa a un registro de 32 bits a una frecuencia de 100 MHz, donde si lo activamos se controla el volumen sin pérdida de información, y esto se convierte directamente en la segunda placa, con promediado de las 32 señales filtrado de cuarto orden. ¿El resultado? Una conversión digital-analógica propia cuyas cifras teóricas de ruido y distorsión (140 dB) superan lo que también en teoría podría conseguir un DAC de 24 bits, y muy superior a conversión DSD. Las mediciones propias e independientes confirman que pasa de 120 dB, de forma que si el DAC Mola Mola no es el más limpio y preciso del mundo, está entre los tres que más lo son.
Compacto tamaño, completa conectividad
También el formato del Mola Mola Tambaqui es original, con un ancho de solamente 20 centímetros por 32 de profundo y 11 de alto. Pese a usar una alimentación conmutada se nota masivo (más de 5 kg), y otra nota más de originalidad está por su frontal. Cuatro botones sirven para elegir fuente o “modo” (enseguida contamos qué significa esto) y en el centro una ventana muestra el nivel de volumen y qué entrada está activa. Por detrás el estrecho panel está completo: entradas digitales (SPDIF coaxial y óptica), AES/EBU balanceada XLR, I2S en HDMI (cuidado que no es un HDMI estándar de televisor o AV), USB y entrada de red Ethernet. Las salidas analógicas son solo balanceadas XLR (aunque vienen adaptadores XLR a RCA en la caja por si los necesitamos) y cuenta con salida para auriculares, tanto el habitual jack TRS de un octavo de pulgada como una salida balanceada.
El mando a distancia original es uno universal fácil de identificar (Apple) y vale para las funciones básicas (cambiar entrada, volumen, etc). Pero si lo conectamos a la red y descargamos la aplicación Mola Mola en el móvil podremos configurar más a fondo el Tambaqui y asignar los botones, por ejemplo, a una fuente dejando el volumen de salida fijo, o a otra con éste variable. También permite desactivar la salida de auriculares si no se usa, lo cual mejora ligeramente la calidad de la salida analógica.
Lo más importante de la conexión a la red es que el Tambaqui se convierte en un punto de reproducción Roon a todos los efectos, lo que extiende su utilidad más allá de ser un simple DAC, igual que su avanzado control de volumen permite usarlo como previo (digital) atacando directamente etapas de potencia si así lo deseamos por simplicidad. De este modo es el equivalente al previo Makua, pero sin entradas analógicas ni multiajustable previo de fono (entre otras cualidades de ese avanzado previo).
Audición: una fuente pura y musical
Llegado el momento de la audición, queríamos comprobar si nos ocurría como con algún otro DAC de altos vuelos, de los que conocemos sus superlativas prestaciones de laboratorio -es decir bajísimos niveles de distorsión, ruido o jitter- pero que en la escucha no llegas a percibir esas diferencias que muestran las mediciones. Ante tanta perfección técnica, queda la duda de dónde quedará su musicalidad, su alma. Lo veremos a continuación…
Con el el Mola Mola Tambaqui las dudas se disiparon enseguida, como describiremos a continuación, este DAC marca diferencias y se presenta como uno de los mejores en este rango de precio cercano a los diez mil euros.
Eso si, como nos ocurrió hace poco al hacer la «premier» de el dCS Vivaldi en su última evolución APEX, nada mas encenderlo su sonido resultaba algo aséptico, pero lo dejamos sonando y a la vuelta de comer ese caracter inicial había tornado en suavidad mostrando un abanico de matices que pocas veces se encuentra en un DAC de este precio.